Cuando a los pacientes cardíacos se les indica una cirugía, es porque ya no tienen otra alternativa de tratamiento para su mejoría, ya han pasado por el tratamiento farmacológico y en algunos casos angioplastias. La indicación de la cirugía implica una esperanza y una posibilidad de mejorar el riesgo y la calidad de vida que tienen hasta ese momento.
Hay varios factores que inciden de cómo aceptar y enfrentar la indicación quirúrgica. En primer lugar ¿de qué cirugía estamos hablando? No es lo mismo un cambio de válvula, que una revascularización y que un trasplante cardíaco.
Cada una de estas cirugías presenta características diferentes para los pacientes, no solo por el procedimiento quirúrgico en sí mismo, sino por lo que implica y significan en la vida cotidiana del paciente y su familia.
El tiempo transcurrido desde que el paciente padece de una cardiopatía hasta que se le indica la cirugía, es un factor que ayuda en general a tener consciente que en algún momento va a llegar el día como se da en los pacientes valvulares. La evolución de la enfermedad va siendo controlada por su cardiólogo y cuando pasa de leve a severa se hace inminente que la “solución es quirúrgica”, si bien el paciente no convivía con la preocupación en forma permanente y hasta a veces niegue un poco su condición de enfermo, sabe que es la posibilidad que tiene de mejorar.
En cambio en los pacientes coronarios es diferente, muchos de ellos llegan a la cirugía luego de haber sufrido un infarto, situación que de por sí para ellos es “impactante, inesperada…”. A veces el tiempo transcurrido entre el infarto, los estudios como el cateterismo y el día de la cirugía es breve, como para que el psiquismo del paciente pueda procesar tantas emociones diferentes, miedos y angustias en forma adecuada sin que se sienta desbordado y sin las herramientas afectivas para enfrentar la indicación quirúrgica. Con la información del equipo de Cirugía Cardíaca tratante, la evacuación de sus inquietudes alivian el malestar emocional. Otros llegan sin “haberse enterado que tuvieron un infarto….” o que la indicación de la cirugía llegó antes de ese riesgo. Algunos tienen una actitud de “ponerle el pecho a las balas” y seguir adelante, confiando plenamente en el equipo médico y en la capacidad de afrontar los problemas que se le presenten.
Los pacientes de trasplante, son un capítulo diferente, ya que son pacientes de larga data de patología cardíaca, con grandes limitaciones, internaciones varias a lo largo de su enfermedad y la indicación de una cirugía, en este caso el trasplante es esperada con mucha esperanza para poder recuperar lo que sienten que han perdido a lo largo de la enfermedad cardíaca que evolucionó a esa única alternativa de vida.
Por supuesto que no podemos olvidarnos de las características de personalidad del paciente, sus defensas, su historia y su condición actual de vida y del soporte familiar con el que cuenta, todos estos factores juegan un papel preponderante en el paciente, tanto en la reacción que tenga frente a la indicación quirúrgica, como en el enfrentamiento de la misma y su rehabilitación.
Lic. María Laura Itzaina.